La uveítis es una inflamación ocular, concretamente de la úvea, que es una capa de tejido que envuelve el interior del globo ocular y que se encuentra entre la esclerótica (la capa blanca del ojo) y la retina. Esta enfermedad es, en la actualidad, la tercera causa de ceguera en países desarrollados, en pacientes en edad laboral. De hecho, el 10% de pérdidas visuales totales tiene su origen en una uveítis.
La úvea es una parte del ojo que tiene una alta sensibilidad a determinados procesos infecciosos e inflamatorios por un motivo muy claro: es el tejido con un mayor número de vasos sanguíneos de todo el organismo.
La uveítis es una inflamación ocular grave, pudiendo provocar pérdidas de visión importantes, e, incluso, ceguera. Esto se debe a que la úvea está en contacto directo con estructuras oculares muy importantes y delicadas, especialmente la retina
En función de la parte del ojo que se encuentre, diferenciamos varios tipos de uveítis:
En casi la mitad de los casos la uveítis surge de forma espontánea y su origen es desconocido (uveítis idiopática). En la otra mitad de los casos, si se pueden diagnosticar las causas de esta patología, que van desde enfermedades reumáticas como la artritis o la espondilitis anquilosante hasta toxoplasmosis, tuberculosis, sífilis o infección por herpes zóster, entre otras.
La uveítis puede producirse por un abanico muy amplio de causas que incluyen: enfermedades infecciosas, patologías autoinmunes e, incluso, traumatismos:
¿Cómo saber si tienes uveítis? Las manifestaciones clínicas o síntomas de la uveítis dependen de la zona del ojo que se vea afectada por la enfermedad y de las causas de su aparición.
Para la uveítis anterior, los síntomas son principalmente:
Para la uveítis posterior, principalmente son:
Uno de los principales factores a tener en cuenta en el tratamiento de la uveítis es tratar de minimizar la reacción inflamatoria. Para ello el especialista llevará a cabo el siguiente procedimiento:
La principal prevención de la uveítis es la detección precoz con una visita a consulta en la que un especialista investigue la causa de la inflamación.
No realice ningún tratamiento sin acudir a su oftalmólogo de confianza o a una clínica oftalmológica previamente.