La córnea es la principal estructura óptica del ojo, responsable de la protección del contenido intraocular y del poder dióptrico. Es una superficie transparente, lo que permite el paso de luz en el globo ocular. Por ello, es necesario que sea avascular y de ahí la importancia de mantener este tejido siempre conservado. En nuestra clínica podemos valorar su estado y ayudarte a mejorarlo durante una primera consulta.
El espesor corneal es un parámetro muy variable en la población. Conocerlo nos permitirá hacer un buen diagnóstico en la valoración de patologías que afectan a nuestro sistema visual, así como en las intervenciones de cirugía refractiva.
Su forma es ovalada. En general, la zona central de la córnea presenta un grosor de unas 540 micras y la periferia entre 600 y 700 micras.
Tener una córnea gruesa no siempre debe ser un motivo de preocupación. Existen diferentes factores que pueden provocar un cambio en el grosor de la córnea sin ser patologías, como son:
De hecho, se ha demostrado que puede cambiar incluso a lo largo del día.
Existen patologías, en cuyo diagnóstico es fundamental la medición del espesor corneal ya que puede alterar parámetros característicos de enfermedades como el glaucoma. El valor de la presión intraocular puede ser sobreestimado en pacientes con córneas gruesas o subestimado en aquellos con córneas delgadas. Por lo tanto, realizar pruebas complementarias como la paquimetría o campimetría es imprescindible en cualquier tipo de consulta con el fin de detectar precozmente patologías visuales y poder iniciar correctamente el tratamiento correspondiente.
Por otro lado, poseer un grosor corneal suficiente es imprescindible para poder realizar algunas de las cirugías refractivas de miopía, hipermetropía y astigmatismo. Para corregir el defecto refractivo mediante la técnica Lasik, moldeamos la curvatura de la córnea adelgazando o curvando su espesor. Por lo tanto, necesitamos saber su valor para determinar si es apto o no.
No obstante, también existen otras cirugías para pacientes con córneas muy finas, como son las lentes intraoculares (ICL), cuyos resultados de calidad visual son excelentes.
La distrofia corneal puede ser:
La distrofia corneal provoca:
Para su diagnóstico, el oftalmólogo examinará la parte frontal del ojo iluminándolo con un haz de luz fino y brillante en la lámpara de hendidura y le realizarán un contaje endotelial. También le preguntará por sus antecedentes familiares oculares, pues se trata de una enfermedad genética que puede aparecer a cualquier edad. Si tienes antecedentes familiares de la enfermedad, no dudes en consultarnos. También puede ocurrir por modificación del gen específico en el genoma humano.
El tratamiento de las distrofias corneales dependerá de:
En pacientes asintomáticos, se recomienda la revisión oftalmológica para vigilar el progreso de la enfermedad. En personas con síntomas leves se puede valorar la administración de gotas, ungüentos o, incluso, realizar un tratamiento láser.
La enfermedad puede ser tratada, en pacientes con síntomas acusados o con erosiones corneales recurrentes: antibióticos, lágrima artificial, ungüentos o lentes esclerales. Existen casos graves en los que el trasplante de córnea es necesario.
Los dos tipos de trasplante que se suelen hacer son DMEK y DSAEK.
La mejor forma de detectar esta enfermedad es mediante revisiones oftalmológicas periódicas, siendo extraño llegar a etapas más avanzadas de la patología si se realizan revisiones anuales.
Bibliografía:
https://www.aao.org/salud-ocular/enfermedades/distrofias-corneales
https://icrcat.com/enfermedades-oculares/distrofias-corneales/
https://www.intramed.net/contenidover.asp?contenidoid=29875
https://www.martinezdecarneros.com/cornea-guttata-o-distrofia-de-fuchs/