El dolor de cabeza y de ojos es muy frecuente en nuestros pacientes. Generalmente solemos asociarlos a un esfuerzo visual previo por el uso excesivo de ordenador o el estrés cotidiano. Sin embargo, lo cierto es que normalmente suele existir una condición previa que nos hace padecer estos dolores de cabeza.
La uveítis es la inflamación de la úvea, que es la capa media del ojo. El tracto uveal es una capa vascular pigmentada, situada debajo de la esclerótica, que está formada por el iris, el cuerpo ciliar y la coroides. Podemos distinguir entre úvea anterior, formada por iris y cuerpo ciliar, y úvea posterior, formada por la coroides.
El tracto uveal se ocupa de la nutrición del ojo a través de la secreción de humor acuoso por el epitelio del cuerpo ciliar y del mantenimiento de la retina externa a partir de la circulación coroidea.
La uveítis se puede clasificar según su anatomía en:
- Uveítis anterior. Hay inflamación del iris y/o de la parte anterior del cuerpo ciliar (pars plicata). Lo que se conoce como iritis, ciclitis o iridociclitis.
- Uveítis intermedia. Hay inflamación de la parte posterior del cuerpo ciliar (pars plana), también llamado pars planitis o ciclitis posterior.
- Uveítis posterior, donde la inflamación se localiza en la coroides y/o retina. Coroiditis, retinitis, coroidorretinitis, neurorretinitis o vasculitis retiniana.
- Panuveítis, se caracteriza por la afectación global de todo el tracto uveal.
La uveítis puede ser aguda, es decir, que comienza de forma súbita y dura menos de 3 meses, o crónica, que comienza más lentamente y dura más de 3 meses. Además, puede ser unilateral o bilateral, y puede presentarse a cualquier edad, aunque es más frecuente en jóvenes y personas de mediana edad.
¿Por qué la uveítis y el dolor de cabeza se presentan conjuntamente?
Las causas de esta inflamación ocular son muy diversas. La uveítis nos puede indicar que hay alguna enfermedad sistémica que no esté diagnosticada.
El origen de esta patología puede ser infeccioso o no infeccioso. Dentro de las infecciosas, pueden estar provocadas por:
- Virus (herpes simple, herpes zoster, VIH)
- Bacterias (tuberculosis, sífilis, lepra)
- Parásitos (toxoplasma, acathamoeba)
- Hongos (candidiasis)
La uveítis también puede estar provocada por trastornos autoinmunes, como la artritis reumatoide, la espondilitis anquilosante, lupus eritomatoso y esclerosis múltiple; o asociada a enfermedades sistémicas como la enfermedad de Behçet, sarcoidosis, o enfermedad inflamatoria intestinal. Sin embargo, en la mayoría de los casos, la causa es de origen desconocido y se consideran idiopáticas.
Dolor de cabeza, uno de los síntomas más comunes de la uveítis
En la uveítis anterior aguda, los síntomas principales van a ser hiperemia ocular, dolor de cabeza, dolor ocular, fotofobia intensa y lagrimeo. La agudeza visual puede no estar afectada, pero si la inflamación es severa, podemos encontrar visión borrosa. La pupila suele tener un tamaño más reducida que la del ojo no afectado. Cuando la uveítis anterior es crónica, pueden cursar con síntomas muy leves, donde no hay dolor, y se diagnosticaría en una exploración oftalmológica rutinaria.
En la exploración oftalmológica, los signos que encontraremos serán: inyección ciliar, precipitados queráticos, fenómenos Tyndall (células del humor acuoso), nódulos en el iris, sinequias posteriores (adherencia del cristalino y el iris).
En la uveítis intermedia y posterior, el paciente referirá miodesopsias (”moscas volantes”), debido a la opacificación del humor vítreo, y la visión suele estar disminuida, al producirse un edema macular cístico. Sin embargo, es raro encontrar irritación ocular y dolor.
En la panuveítis, hiperemia, por la inflamación de la zona anterior del ojo, visión de miodesopsias, visión borrosa y disminuida por edema macular.
¿Cómo actuar contra el dolor de cabeza de la uveítis?
Si nos encontramos con dolor neurálgico en la zona facial del ojo, disminución de la visión, fotofobia u ojo rojo, debemos acudir al especialista con la mayor brevedad.
La uveítis constituye el 10-15% de casos de ceguera en países desarrollados. El tratamiento precoz de esta patología es muy importante, ya que podemos evitar que se produzca una catarata, glaucoma o un edema macular y, por tanto, evitaríamos una importante pérdida de visión.
¿Qué terapias existen en oftalmología para solucionar la uveítis?
Si estamos ante una uveítis anterior, el tratamiento es a base de corticoides por vía tópica. Recetamos colirio con corticoides, para reducir la inflamación, junto con un colirio ciclopléjico (midriático), para dilatar la pupila. Así conseguimos disminuir el dolor ocular y evitamos adherencias entre el iris y el cristalino. Las gotas se administran con frecuencia al inicio del tratamiento y debe reducirse paulatinamente la dosis, el proceso durará entre 4-6 semanas. Se recomienda también el uso de gafas de sol, así mejoraremos la fotofobia.
En las uveítis intermedias unilaterales y uveítis posteriores, el tratamiento de elección suelen ser inyecciones perioculares o intraoculares de corticoides en consulta. Si el tratamiento resulta efectivo, se repite durante 6-8 semanas. En casos bilaterales o cuando las infiltraciones no son efectivas, será necesario administrar corticoides por vía oral.
Es importante conocer la causa que produce la uveítis, ya que, si nos encontramos ante una causa infecciosa, el tratamiento irá orientado a eliminar el microorganismo que las produce. Por el contrario, si es una enfermedad autoinmune la que lo produce, puede ser necesaria la administración de inmunosupresores sistémicos, la ciclosporina A es el fármaco más indicado para el tratamiento de las uveítis no infecciosas crónicas.